Escritos:
Paul Combrink
Nací a las doce y
media del mediodía del cuatro de marzo del año mil novecientos cuarenta y
nueve. Pero dudo que la matrona hubiera tenido el cronómetro en la mano a la
hora de cortarme el cordón umbilical. Por lo tanto, lo más probable es que mi
nacimiento no se anotara con una precisión de segundos. No se puede excluir la
posibilidad, pero si la hora en la que nací es realmente la exacta, se debe más
a la suerte que a la sabiduría. Escribo mi vida cuando el sol está en su punto más alto. Es mediodía y capturo la imagen que aparece en mi retina. Aunque, si el momento es inoportuno, siempre se puede retrasar un poco. Anoto la hora y mis imperfecciones con mayor precisión que la matrona que me ayudó a venir al mundo. Ayer tomé una foto a las 12:01:57:4. Es decir, 1:827.228.717 segundos después de mi nacimiento. Lo hice en una sexagésima de segundo, que corresponde a la parte 109.633.723.020, De esa manera salvo lo que es absorbido por otras imágenes. No busco la imagen perfecta,
capto lo que se me presenta. La imagen simplemente ocurre
en el día, el minuto, el segundo, la décima de segundo y el momento precisos.
Resulta casi imposible pronunciar los números y la mirada vence al lenguaje. La
imagen que capturé en la hora 508.164 de mi vida sucedió en el segundo
1.466.852.979.839 del calendario chino. 4 días antes, los chinos celebraron el
comienzo del año nuevo. Hrant Dink nació el 10/2/1403
en Malatya y el 7/7/1456 fue asesinado en Estambul. Todo esto según el
calendario armenio. Hrant Dink fue asesinado el día 21.141 de mi vida. Necesito
incluir el calendario armenio en mi obra. Sigo siendo imperfecto.
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